San Lorenzo, una de las ciudades más transitadas del área metropolitana, sigue sumida en una crisis vial histórica. Enormes baches dominan sus calles, incluso en zonas neurálgicas como la intersección de Hernandarias y Mariscal Estigarribia, en pleno centro, donde conductores se ven obligados a frenar de golpe para no dañar sus vehículos.
El cruce se encuentra en una zona comercial muy concurrida, y los cráteres generan embotellamientos constantes. Pero el problema no es solo el tránsito lento o los daños mecánicos: también ha tenido consecuencias fatales.
Uno de los casos más recordados ocurrió en mayo pasado, cuando un motociclista perdió la vida en la calle Los Tucanes, del barrio San Pedro Ñu Porã. En ese hecho, un vehículo intentó esquivar un bache de grandes dimensiones, perdió el control e impactó contra un trabajador de motobolt. La víctima murió en el acto.
Vecinos y automovilistas llevan años reclamando soluciones, pero desde la Municipalidad, según denuncian, la respuesta ha sido el silencio. Mientras tanto, los baches siguen creciendo y cobrando vidas, además de provocar gastos constantes a quienes transitan por la ciudad.