Las autoridades identificaron y trabajaron para desmantelar tres bandas antagónicas, conocidas como “Yogurt”, “Cara de Guerra” y “Pelopincho”. Como resultado de este despliegue fiscal-policial, seis hombres y tres mujeres fueron detenidos, sumando un total de nueve personas.
Durante los allanamientos, se incautaron estupefacientes, armas de fuego (incluidos minifusiles y de diversos calibres), dinero en efectivo, teléfonos celulares, circuitos de cámaras de seguridad y documentos, elementos que demuestran la organización y armamento de estas pandillas.
La mayoría de los detenidos poseen frondosos antecedentes y órdenes de captura por delitos graves como homicidio, tráfico de drogas y tráfico de armas. Entre los aprehendidos destaca Alan Villalba, señalado como uno de los líderes y el más peligroso, con cuatro antecedentes por homicidio.
La estructura de estas bandas se caracterizaba por reclutar a menores de edad, de tan solo 13, 14 o 15 años, aprovechándose de su inimputabilidad ante la ley para la comisión de hechos punibles. Los grupos se dedicaban principalmente al microtráfico, asaltos, extorsiones (incluyendo videollamadas) y la producción de riesgos comunes mediante enfrentamientos a tiros en el barrio, lo que ya había causado daños colaterales en el pasado. Es relevante mencionar que en el esquema criminal participaban familiares, novias, hermanas, esposas e incluso madres de los cabecillas, siendo las mujeres las encargadas muchas veces de la recepción y distribución de armas y drogas.