Las fuerzas de seguridad del estado brasileño realizaron el mayor operativo de su historia, según confirmó el gobernador Cláudio Castro, con el objetivo de desarticular al poderoso grupo criminal Comando Vermelho.
Tras un año de inteligencia y dos meses de planificación, unos 2.500 agentes ejecutaron 100 órdenes de arresto en un área de 9 millones de metros cuadrados. El saldo fue devastador: más de 60 personas murieron, entre ellas cuatro policías (dos civiles y dos del BOPE), mientras que poco más de 13 agentes resultaron heridos, en un informe parcial de esta gran operación. También hubo tres civiles afectados.
La operación dejó 81 detenidos y la incautación de 93 fusiles, además del uso de 71 autobuses como barricadas, lo que paralizó 204 líneas de transporte y obligó al cierre de 49 escuelas municipales.
Las autoridades destacaron la resistencia feroz del Comando Vermelho, que utilizó incluso drones en combate. El operativo, desarrollado en zonas controladas por el crimen, como las favelas de Río de Janeiro, marcó un nuevo capítulo en la guerra contra el narcotráfico en la “ciudad maravillosa” de Brasil.