Cuando se cree la Policía Nacional ya no puede sorprendernos, salta este tipo de casos, digno de un guion de típica película de comedia de policías, errores inauditos y procedimientos burlescos.
Los tres detenidos en el marco de las pesquisas por el robo de equipos informáticos de una mineradora de bitcoins en Minga Guazú resultaron ser los propios investigadores privados que contrató la familia para acelerar el caso, precisamente por cierta desconfianza a nuestras autoridades.
El error de los particulares fue no comunicar dónde estaban las máquinas. Al salir con los materiales ya fueron interceptados por los policías que los presentaron como los responsables del robo.
El dueño de la fábrica, un empresario brasileño contrató a Julio Espínola , dueño de la empresa de seguridad, para realizar las averiguaciones, atendiendo a que los equipos tenían rastreadores de localización.
El investigador pidió la ayuda de un personal policial de su confianza según señaló, el Sub Oficial Arístides Mereles y localizaron las máquinas en una vivienda en el Km. 9 Acaray.
Espínola con Mereles llegaron al sitio y conversaron con la dueña de casa quien supuestamente les dijo que no sabía quien llevó los equipos al lugar y si eran suyos podían llevar.
Allí contrataron un fletero y salieron con la carga robada, a pocos metros del lugar ya fueron interceptados por agentes de civil del departamento de Investigación de Delitos quienes los mantuvieron esposados desde ese momento y los derivaron a cargo del Ministerio Público.
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