La ceremonia de palada simbólica marcó el comienzo de una iniciativa que reemplazará las antiguas tuberías, muchas de ellas de fibro-cemento y con hasta 70 años de uso, ya consideradas obsoletas e inservibles. Estas viejas infraestructuras, que presentaban moho y humedad en algunas secciones, serán sustituidas por modernas cañerías de PVC reforzado, diseñadas para una vida útil de 40 años. La magnitud de la obra, que abarca un total de 5.000 metros en la capital, es destacada por el presidente de la ESSAP, Luis Bernal, como la intervención más importante en la historia reciente de la institución.
Uno de los beneficios más relevantes de esta renovación es el significativo aumento de la presión del agua, que se duplicará, asegurando un suministro con mayor fuerza, especialmente en edificios y estructuras grandes donde la baja presión ha sido un problema frecuente. Además de garantizar un caudal de agua superior, la modernización de la red evitará las constantes roturas de tuberías que generaban interrupciones y pérdidas. El 40% de las cuadras de Asunción se verán directamente beneficiadas, impactando en la calidad de vida de un gran número de residentes.
Esta obra, realizada a través de una alianza público-privada con fondos propios de la ESSAP, tiene un plazo estimado de ejecución de dos años, aunque este periodo podría variar debido a las particularidades de las zonas intervenidas, como el tráfico vehicular y la infraestructura existente. La actual administración busca, con esta iniciativa, saldar una deuda histórica y modernizar de manera definitiva el sistema de abastecimiento de agua de la capital.