Un caso de suma impotencia ocurrió en Quiindy, Departamento de Paraguarí, donde malvivientes afectaron a Sara Cáceres, de 58 años. La mujer entre suspiros dijo que prácticamente le arrancaron el brazo con el robo de sus vacas lecheras, ya que desde la muerte de su esposo eran su único sustento, porque comercializaba la leche y el queso.
Indicó que al despertar este viernes se percató de la ausencia de sus dos ganados y que hasta el momento no hay rastros de ellos. La humilde trabajadora tienen meses de someterse a una cirugía por enfermedad y tienen gastos que costear.