La noticia de la detención la recibió en medio de su trabajo tejiendo en su precaria casa en Yaguarón. Visiblemente afectada pidió justicia y una condena ejemplar de al menos 40 años para Fredy Antonio Florenciano Britez, alias “Fredy loco” quien vivía tranquilamente en Caaguazú.
“Quiero hacerle lo mismo que le hizo a mi hija, pido justicia e incluso quería hacer justicia por mano propia. Ya sufrí un montón, no puedo ni dormir del miedo”, expresó.
A sus 57 años, a pesar de la tragedia que marcó su vida y la creación de una ley en nombre de su hija, el Estado la abandonó a su suerte, sin subsidios ni asistencia, obligándola a subsistir día a día sin acceso a servicios básicos ni justicia.
Su hogar carece de agua potable, obligándola a acarrear baldes desde la casa de un vecino, no tiene baño propio, utilizando una letrina precaria, y sus paredes están hechas de palma de cocotero, con carpas rotas como única protección contra el frío. Vive sin radio, televisión, ni celular, y su única fuente de ingresos proviene del tejido de hamacas, una labor que realiza diariamente y por la que recibe una suma ínfima.
En medio de este desamparo estatal, son precisamente los vecinos quienes le brindan apoyo, suministrándole agua potable y ayudándola cuando está enferma.