La sentencia fue decretada al término de un juicio oral y público donde según los magistrados quedó probada la responsabilidad del progenitor en los hechos por el que el fiscal Adolfo Santander lo acusó, el abuso sexual del que fue víctima una niña de apenas 6 años, hija del procesado.
Según los antecedentes los abusos ocurrían cuando la niña quedaba los fines de semana con el padre en el marco de un acuerdo entre los progenitores que estaban separados.
El 2 de diciembre del 2023, como de costumbre, la niña quedó bajo el cuidado del padre ocasión en que éste aprovechó para cometer el último abuso, según las pruebas documentales y testimoniales que fueron presentadas durante la audiencia. Esa noche, el sindicado esperó que la menor durmiera para tocarle sus partes íntimas lo que le ocasionó lesiones en la zona vaginal.
Dos días después, al regresar a la casa, la madre se percató que la niña caminaba con dificultad por lo que la inspeccionó y al ver que presentaba una lesión rojiza la llevo hasta un centro asistencial. Allí el médico que la atendió constató los indicios de un abuso sexual por lo que la madre realizó la denuncia y pidió la investigación del caso.
A partir de allí se realizaron las diligencias requeridas que derivó en esta instancia procesal, la condena del progenitor al hallársele culpable del abuso sexual de su propia hija menor.