Las cámaras de seguridad del circuito cerrado captaron al joven delincuente actuando con mucho sigilo dentro del establecimiento. Se percató de la presencia de una mochila, una notebook y otros objetos de valor, incluido dinero en efectivo.
Inicialmente, agarró la mochila para luego soltarla, dando la impresión de que se iría con las manos vacías. Sin embargo, se atrevió nuevamente a tomar la mochila, desenchufó la computadora que parecía estar cargando, y procedió a cargar todos los artículos.Entre los objetos sustraídos llevó una mochila, una computadora tipo notebook, una tablet y dinero en efectivo, que ascendía a un poco más de G. 2 millones. Todos estos artículos representan un importante valor económico para el negocio.
A pesar de que el robo se produjo en una zona permanentemente transitada y con bastante cantidad de gente durante todo el día, el ladrón actuó con impresionante tranquilidad y descaro, escapando caminando tranquilamente como si nada hubiese pasado.