Los jóvenes estudiantes, quienes se manifestaban en la zona del Congreso, fueron detenidos en las calles Antequera y Azara y actualmente se encuentran en la Agrupación Especializada. Lejarraga y Palavesino señalaron la frustración de llevar cerca de 12 horas detenidos “sin una directriz clara” y sin que se les haya informado la causa o carátula de su aprehensión. Al preguntar a un oficial el motivo de su detención, la respuesta fue: “Allá vemos”.
La abogada Raquel Talavera indicó que se violentaron los artículos 12 y 32 de rango constitucional, que amparan el derecho a la manifestación, y destacó que, a pesar de que la policía pudo haber comunicado las aprehensiones a la fiscalía, no existe ninguna orden de detención legal.
“Tenemos varios compañeros golpeados. Fuimos perseguidos por la montada y emboscados por el Grupo Lince. El trato era como si fuéramos criminales”, comentó Mauricio Lejarraga.
Nicolás Palavesino relató que fue aprehendido por aproximadamente seis personas que lo tuvieron en el suelo, lo presionaron con la rodilla en el cuello, lo asfixiaron usando dos dedos en la garganta y le arrojaron gas pimienta en la cara, lo que casi lo hizo perder el conocimiento. Manifestó que varios de sus compañeros sufrieron agresiones, incluyendo lesiones graves en el rostro, contusiones (causadas por una motocicleta del Grupo Lince), y laceraciones en el cuello y brazos. Además, denunció que su teléfono celular desapareció durante la detención, a pesar de que inicialmente le aseguraron que estaba en posesión del comisario.
Mientras los jóvenes permanecen detenidos con la incertidumbre sobre su futuro, el viceministro de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, “felicitó” a los uniformados tras el despliegue policial.