Los usuarios del transporte público no comprenden cómo los empresarios pueden exigir mejoras o amenazar con interrupciones cuando la calidad actual del servicio es ínfima y los colectivos están en un estado deplorable.
Algunos mencionan que aguardan sus buses hasta por “una o dos horas”, critican que los colectivos están cayendo a “pedazos” y son chatarras. Además, denuncian que los autobuses “terminan tirando humo porque están descompuestos” e incluso paran en plena avenida, lo que agrava la ya difícil situación del transporte público.
Otros incluso afirman que, a pesar de pagar un servicio diferencial, muchos buses no tienen aire acondicionado o “no prenden su aire”, obligando a la gente a viajar en condiciones de calor extremo con las ventanas cerradas.
Esta situación afecta directamente la vida diaria de miles de usuarios, quienes se ven forzados a salir de sus hogares con horas de anticipación para llegar a tiempo a sus trabajos, como una pasajera que sale a las 5:30 AM para llegar a su empleo a las 9 AM.
La ciudadanía lamenta la aparente inacción de las autoridades, incluyendo la Presidencia de la República, para abordar estos problemas, y cuestionan que, a pesar de que “el estado paga ese subsidio”, los empresarios no ofrecen lo que en teoría corresponde por el servicio que se supone deben brindar.